Ubicado en una de las zonas de más alto crecimiento y desarrollo en León, Guanajuato, surge un proyecto para detonar la densificación y uso mixto de una ciudad con pocos ejercicios de verticalidad en su trama urbana. Así, un proyecto de vivienda y oficinas converge en un plan maestro diseñado por MAYER HASBANI donde la densidad y la elusión de vistas encontradas se convierten en los ejes rectores del proyecto.

Ambos volúmenes son resultado de un premeditado quiebre geométrico que rompe el encuentro de los cuerpos para librar la visual hacia la ciudad, mientras que los cuerpos paralelos se escalonan para crear terrazas; con esta estrategia, el 60% de la superficie de los techos se convierte en un espacio habitable convirtiendo la quinta fachada en un elemento utilizable y verde para los habitantes.

Para el peatón, se diseño una gran plaza con equipamiento urbano que invita al disfrute para los transeúntes y visitantes del complejo. Aquí, el detalle del diseño urbano se refleja en un divertido módulo reticular de 3×3 que se materializa en los bloques de colores que forman el piso y en las jardineras-bancas que convierten este acceso en un nuevo espacio público para la ciudad.

Desde la plaza, la torre de oficinas y comercio se alza a través de muros de concreto que se traducen en delicadas cartelas pétreas que alternan con la transparencia del cristal para delinear la silueta del edificio. Al interior, los primeros dos niveles pertenecen a la sección comercial mientras que los siguientes niveles son ocupados por un nuevo concepto de micro-oficinas en condominio con novedosas áreas comunes. En la parte posterior, la torre habitacional alberga dos conceptos de vivienda que en su operación interior son separados para otorgar la privacidad necesaria.

La intervención entrega un nuevo ejercicio de plástica y funcionalidad que se adapta el entorno; el basamento escalonado de los estacionamientos extiende la escala del peatón mientras las torres se funden en su punto mas alto como pixeles que mimetizan el paisaje con los nuevos edificios.

En una ciudad conocida por su dinámica social y urbana, se aloja un proyecto de vivienda que responde a la multiplicidad que requiere la urbe fronteriza. Éste se localiza en una cabecera de manzana que albergaba el antiguo toreo de Tijuana, posicionándose estratégicamente para tener la mayor privacidad y menor ruido urbano posible. Así, MAYER HASBANI diseña dos proyectos de vivienda que se entretejen en una misma estructura; ambos proyectos cuentan con un enfoque de mercado distinto en donde las funciones son completamente independientes. Al alzar la vista, la plástica de cada fachada demuestra la personalidad de cada proyecto; la fachada norte del edificio alberga el proyecto Adamant y la fachada sur contiene a Adamant Grand.

La distribución de los departamentos de cada bloque es por medio de un pasillo con una crujía de viviendas, estas convergen en un cuerpo central donde se albergan los elevadores; poderosos muros en forma de H solidifican su interior dejando entonces que los cuerpos esbeltos se desfasen para liberar las visuales y delinear una delicada entrecalle. Tectónicamente, los dos cuerpos se unen a través de un marco que descansa en el podio de 3 niveles de estacionamiento sobre el nivel peatonal.

Desde el acceso principal, se define una esbelta plástica que dota la particular dualidad al volumen que transforma su escala hacia el resto de la colonia. La porción norte abre su fachada en los pisos 18 y 19 de amenidades para formar una ventana que se transforma en una terraza hacia la ciudad. El resto de la fachada se compone de un juego de mallas para protección solar que permiten separar las terrazas y ocultar la posición de los equipos de aire acondicionado. Por otro lado, la fachada sur cuenta con una mayor superficie de muros debido a su condición de asoleamiento.

Así, una nueva composición de altura llega a Tijuana; con una lectura plástica y funcional caracterizada por un modelado de bloques que va más allá de una simple extrusión. Con gran detalle, MAYER HASBANI logra hacer converger dos edificios en uno mismo sin perder una inteligente estética que rompe con la unidimensionalidad de las fachadas comunes.

En el corazón de La Tabacalera, uno de los barrios más emblemáticos de la Ciudad de México- se encuentra la Casa de Landa y Escandón; única por su estilo renacentista francés con acentos góticos que le han valido la catalogación de inmueble protegido. Hoy en día podemos encontrar un sinfín de comercios que rodean las fachadas de esta construcción catalogada, de la mano de un nuevo ritmo social que requiere nuevos espacios de encuentro y habitación.

Bajo esta premisa, el despacho MAYER HASBANI propone un rediseño y conceptualización de Casa de Landa y Escandón que permita mantener dos escalas: lo anterior- en un nivel peatonal que responde al ancho de las calles y al barrio antiguo – y lo actual – un urbanismo que consolida usos y funciones en altas densidades verticales, en perfecta sincronía con el espíritu que caracteriza la ciudad actual.

A través del uso inteligente y estratégico de la geometría, los arquitectos de MAYER HASBANI trazan, desde la calle, una línea de fuga que permite remeter y redibujar las fachadas del nuevo edificio propuesto a un paramento diagonal con orientación sur que privilegie el asoleamiento de los departamentos. Así, la nueva fachada antagoniza con la plaza pública remanente y permite incrementar la altura total del edificio sin opacar el asoleamiento a las calles que lo enmarcan.

A pesar de contar con vecinos de bajos niveles, la inteligente propuesta geométrica permite que el nuevo habitante de 28 niveles se convierta en una ventana urbana que abre el horizonte hacia el corazón de La Tabacalera; generando una delicada sinfonía de llenos y vacíos en dónde todos los espacios de vivienda se abren a la ciudad con terrazas verdes producto de la perfecta geometría escalonada del edificio.

Conforme la vista se aleja, pareciera que la silueta del edificio se desvanece en pixeles, mimetizándose con la textura de la ciudad. Un gran ejercicio de intervención estratégica y arquitectura enérgica que nos recuerda que la interacción con una edificación existente no siempre debe ser sutil, pero definitivamente debe ser fiel a la actualidad que lo ve nacer.

Adamant Mérida el más joven desarrollo de la familia Adamant ubicado en Yucatán, México, exhibe con frescura nuevos cánones de vivienda en el entendimiento de su contexto. Como parte del nuevo desarrollo urbano Cabo Norte, se emplaza en el mejor lugar de todo el complejo: en el encuentro del lago mayor y el lago menor, un sitio en donde naturalmente Adamant se posiciona como hito de la composición urbana.

Se trata de un proyecto ágil y fresco que rinde tributo a su tiempo y que diseña la practicidad y el lujo de una nueva manera exaltando la fortuna del entorno en el que se erige, modelando una verdadera elegancia tropical. La poderosa geometría, una firma característica del despacho de arquitectura MH, se erige verticalmente creando cabezales en el aire que dan forma a una imponente silueta estructural de concreto, acero y cristal en donde la fachada no es ornamento, pero mucho más que eso: forma un sistema estructural que se desdobla en balcones y parasoles para cuidar el asoleamiento del complejo.

La alberca y las amenidades son lugares pensados exclusivamente para el disfrute de la comunidad del complejo. El estacionamiento expuesto se convierte en una plancha para amenidades al aire libre como una piscina al infinito que remata visualmente contra el lago multiplicando la percepción de su escala y unas terrazas con mobiliario de diseño que permite una experiencia sublime. Las amenidades interiores se encuentran en los últimos pisos de las torres para potenciar al máximo la vista al horizonte y darle otro sentido a las prácticas diarias de ejercicio o una mayor relajación cuando se toma una copa en el bar.

Adamant Mérida es un lugar planeado en todos sus sentidos, una arquitectura sumamente contemporánea que logra dialogar atemporalmente con el poderoso contexto natural respetando y multiplicando el poder de la naturaleza dentro del espacio habitacional.

Adamant Querétaro es el reflejo arquitectónico de este desarrollo, sin embargo, se diferencia contundentemente de su mercado por ser un proyecto arquitectónico que apuesta por la singularidad y el detalle. Deja a un lado la estandarización inmobiliaria y es consciente del contexto y de las necesidades contemporáneas de la población.

El proyecto crece en la cima de la montaña, aprovechando la condición de un terreno sinuoso y en altura para extender sus proporciones, hasta alcanzar el cielo: es referente urbano vertical. Se resuelve en dos torres de departamentos independientes que se unen en la parte baja de acceso y también en los últimos niveles en donde se encuentran las áreas comunes y las amenidades. Éstas dos torres forman un escultórico vacío entre ellas que aparece o desaparece a medida que la torre sea vista desde las calles o la falda de la montaña. Es decir, el edificio se mueve con su usuario, nunca es el mismo ya que juega con la perspectiva y la vista en el lugar y en el tiempo. Las torres tienen 29 niveles de departamentos y 175 unidades de vivienda en total. Hay posibilidades de área desde los 47m2 hasta los 120m2 con doce distintas distribuciones. En la parte superior del edificio se unen las amenidades en los niveles interceptados por las dos torres que como rótula arquitectónica da movimiento y flexibilidad a la zona pública del proyecto.

El asoleamiento se diseñó dando una solución de terrazas profundas por cada departamento para poder proteger las zonas habitables y de descanso del sol intenso, este juego de planos construye la piel estructural del edificio que plantea distintos ritmos de lectura espacial en la fachada del complejo. El material principal de construcción es concreto blanco enduelado que ayuda a exacerbar la elegancia y al mismo tiempo coquetea con las nubes que viajan a través de ella.

Adamant León es un complejo habitacional que levanta el nivel de proyecto arquitectónico del estado de Guanajuato. Apuesta por las relaciones sociales adheridas a un contexto arquitectónico a través de nuevos modelos de departamentos, innovaciones en la modulación y circulación de los espacios interiores. Al mismo tiempo, el diseño audaz de las geometrías desarrollado a través de su estructura constructiva dibuja un nuevo hito en la familia de edificios de la ciudad de León perfilándose para ser, muy probablemente, el protagonista del nuevo y edificante skyline del estado.

Es un caleidoscopio arquitectónico. Su forma nace del más preciso ejercicio de diseño que combina geometría y espacio. Es un edificio que se transforma a medida que es observado desde distintos puntos de la ciudad, un crisol de lujo, practicidad espacial y soluciones innovadoras.

La imbricada fachada y la morfología general del proyecto nacen de su solución estructural, un ritmo de lajas portantes que dictan la pauta de las transiciones dentro y fuera del edificio. Estos muros de carga hacen una retícula que modula y otorga predominio estético a los elementos verticales, las lajas que se abren y cierran para dialogar entre los llenos y vacíos. Las esquinas del edificio son superficies cóncavas que contrastan visualmente con la ortogonalidad de los planos rectores. Esta composición imprime movimiento al cuerpo principal de la construcción configurando una transición de lo orgánico hacia lo racional y viceversa.

Cuenta con 170 departamentos que se distribuyen de 11 maneras distintas en 16 niveles de construcción y van desde los 35 m2 hasta los 114m2. Los departamentos nacen de un esfuerzo por romper con las naturalezas tradicionales de departamentos de ritmos repetitivos para hacer modulaciones y vestibulaciones únicas que puedan atender las necesidades de sus habitantes ofreciéndoles la máxima capacidad de espacio y áreas útiles.

Adamant Tijuana es un complejo residencial ubicado en Baja California, México. La volumetría general del edificio está compuesta por la intersección de las terrazas y parasoles haciendo una suerte de pichonera texturizada que genera proporciones elegantes y rítmicas que abrazan el complejo. El remate del edificio corona el complejo con un marco de concreto expresionista y elegante que desdibuja la partición geométrica del edificio rompiendo el ritmo y consolidando el hito arquitectónico. Esta partición de ángulos cuidadosamente diseñada arroja una terraza por departamento para que los habitantes no se sientan limitados dentro de cuatro paredes y puedan tener contacto también con el exterior, así como las mejores vistas de la ciudad. También así tienen acceso a un espacio de esparcimiento propio que abre posibilidades de contemplación del medioambiente. El edificio de postra como el remate de la calle y otorga al contexto urbano un elemento de presencia que hacía falta para consolidar la zona dentro de su nuevo crecimiento. Adamant Tijuana es hito arquitectónico y escultura urbana: la curvatura de su terreno permite que el diseño dibuje una torsión rítmica que contrasta con la ortogonalidad del resto de sus geometrías.

Las condiciones de asoleamiento de la zona fueron cuidadosamente estudiadas para poder utilizar recursos sustentables como brise soleils, que amortiguaran el sol agreste del norte de la República Mexicana. Las proporciones del edificio caminan como camina el sol, de manera que los habitantes pueden asegurar las mejores temperaturas y condiciones climáticas sin recurrir al aire acondicionado, gracias al ejercicio de diseño de parasoles y ventilaciones cruzadas. El proyecto cuenta con 200 departamentos que van desde los 36m2 hasta los 160m2 y ofrecen una posibilidad de 14 diferentes distribuciones en 26 niveles, estacionamiento, áreas públicas para la convivencia y las amenidades más lujosas y equipadas. Así, los usuarios y habitantes pueden disfrutar de una vida privada y al mismo tiempo construir comunidad en las áreas públicas que favorecen la convivencia entre los vecinos.

Adamant Tijuana mezcla en un mismo contenedor arquitectónico lujo, practicidad y modernidad. Funciona para responder a las necesidades del habitante y procura al mismo tiempo dotarlo de bienestar y sentido de comunidad.

Adamant II, uno de los protagonistas arquitectónicos más destacados del skyline poblano. El edificio de apartamentos diseñado y construido en 2015 por la firma de arquitectura MAYER HASBANI se desprende contundentemente de sus vecinos por la elegancia en su diseño y la solución puntual a las necesidades del mercado inmobiliario contemporáneo.

El proyecto es un juego estratégico de planos verticales de concreto que forman escuadras estructurales que en su interior labran el espacio habitable a su máximo potencial. Este edificio alberga ocho tipologías de departamentos, las áreas de amenidades que se encuentran cuidadosamente diseñadas en los pisos 26 y 27: salón de juegos, skybar, salón de yoga, pilates, salón de fiestas, spa y lounge para la relajación. Cuenta con una piscina para nado ubicada en el séptimo piso que funciona para el disfrute de sus habitantes y también como un recurso de diseño inteligente localizado arriba del estacionamiento de los residentes. De esta manera, el volumen de estacionamiento cumple una doble función y se responsabiliza con las personas y no sólo con los autos.

El edificio que se erige de forma imponente en el horizonte de Puebla se destaca por una sinceridad material de tres elementos básicos: concreto, cristal y perfiles metálicos. Esta sencillez material construye una balanceada armonía en donde el lujo está reflejado en los cuidados detalles constructivos. La textura del edificio está creada por el diseño de los balcones, que penetran y tejen la fachada de forma escultural, rompen la monotonía de una fachada ortodoxa sin caer en un diseño caprichoso.

Como los demás proyectos de la firma arquitectónica MAYER HASBANI, Adamant II también tiene una responsabilidad con hacer ciudad, es producto del raciocinio de las necesidades conjugadas con el uso inteligente del espacio y rematadas con un expresivo diseño: una combinación no muy fácil de obtener, una combinación ideal para el nuevo desarrollo de la ciudad de Puebla.

En el importante cruce urbano de El Periférico y Via Atlixcayotl en el área de Angelópolis de Puebla se encuentra ADAMANT, un complejo de 30 niveles de usos mixtos que se ha convertido en el proyecto líder en sostenibilidad y comodidad en el área de desarrollo más importante de Puebla.

El nuevo centro urbano incluye 20,000 m2 de vivienda divididos en 175 lofts que van desde 50 m2 hasta 120 m2. Al mismo tiempo, Adamant busca enriquecer el tejido urbano creando un área comercial frente al complejo que garantice 24 horas de vida pública proporcionando equipos, servicios y seguridad a sus usuarios.

La torre monolítica emerge como un torso en el horizonte. Los materiales de piedra homogéneos de este edificio se convierten en una escultura: el granito negro y el vidrio se fusionan para dar lugar a la experimentación geométrica. A través del diseño de patrones fractales, la torre principal da como resultado un mosaico de terrazas de jardín que se abren al cielo y al paisaje para dirigir al habitante a vistas espectaculares y también bañar el interior con luz y comodidad.

El objetivo preciso para el diseño de ADAMANT era reducir la unidad de vivienda para optimizar los recursos y espacios y, por lo tanto, ampliar las áreas públicas, en otras palabras: el objetivo era diseñar una comunidad. ADAMANT se encuentra en una posición estratégica para dar la bienvenida a los transeúntes que cruzan la carretera a Puebla a través de una puerta simbólica entre dos torres casi simétricas en altura y proporción que se asemejan a la Voz de progreso.

El proyecto mantiene una relación armónica con el entorno, basada en un estudio detallado del sitio y un análisis del medio físico y biológico, con el objetivo de que la edificación se integrara con el paisaje existente.

El principio fue convertir la selva en el valor del proyecto, y utilizar la arquitectura como la herramienta que permitiera enmarcar el contexto para apreciarlo de la mejor manera, y lograr con ello un sitio único.

La intervención fue respetuosa, no invasiva: se mantuvo la vegetación local, y la naturaleza y las construcciones conviven sin detrimento del confort.

Un complejo de seis pisos de altura, alrededor de 30 palapas y estructuras naturales se funden con la vegetación: la mayor cantidad de metros cuadrados asignados a fachadas permite vistas espectaculares —de hasta 270 grados en algunos casos—, luz y ventilación natural, pero con privacidad.

En las áreas comunes se respeta el entorno, que incluye las especies endémicas del sitio, la flora y fauna de la zona.

Los espacios mantienen distintos ambientes para actividades que invitan al descanso y la contemplación.

Las construcciones se distribuyen a lo largo del terreno, sobre una colindancia curva con vistas al campo de golf, que generan la traza de un eje simétrico cuyo vértice es la glorieta de acceso principal. La división genera dos torres al norte y dos al sur, que se acercan a las vialidades, con una generosa zona verde.

Los departamentos se abren hacia el exterior por medio de las terrazas, con el privilegio inusual de un sombreado natural proporcionado por árboles tan altos que alcanzan entre 5 y 6 pisos de altura, como el propio edificio. La elección de materiales favorece la integración: las formas, colores y texturas de los edificios se amalgaman con el ambiente.